martes, 30 de agosto de 2011

Carta al viento








Al final del verano, poesia dedicada al mar.










Desde Comillas al aire, te quiero.
Aunque no te conozco, te quiero.
El agua acero del mar es testigo de que hablo al entrar
y digo te quiero.
Echo de menos la piel
y me faltan cosas simples como la sal,
aquella que echa de menos el agua del mar
cuando sube volando en nubes,
lame montañas y vuelve a bajar
por riachuelos donde siempre se oyen
musas murmurar te quiero.
El mar es mi mar es tu mar,
sus olas bañan tu mi cuerpo
el cielo cubre nuestro
te quiero.
Un atardecer donde despacio muero
el tiempo pasa, asoma naranja
un sol libre y por eso quizas te quiero.
El viento metal oxigena,
la hierba verde te quiero
bordea dunas y da alimento
a un espiritu henchido que vive lento.
Ausentes, presentes,
los peces del mar y los pajaros
comprenden mejor que los sabios
eso que digo: te quiero.
Algodon sobre crestas
pinturas rupestres
almas miles eternas
todos amaron ese te quiero.
Ahora sufro los años grises,
sombras verdes menguantes tristes
tonos de luces inexistentes, lluvia tenaz,
todavia he de alcanzar lo imposible, te quiero.
Desde Cadiz tambien te quiero,
linea pura de arena, cielo que ciega
agua llena boca de sabor salvaje,
aquí mas caliente pero mismo mar, te quiero.
Mar absoluto, mar envolvente,
hablame con olas mientras te adoro y muero,
poderoso mar que ocupa por fuera y por dentro,
mar montaña, mar salvifico, mar triunfante
fuente de vida, de juventud tersa
donde un dia, por agosto o a la fuerza, morimos y volvemos.