sábado, 17 de noviembre de 2012

Dejadme

La poesía es celebración de la vida, del amor y la naturaleza. Pero a veces se convierte también en parte de la lucha eterna entre el bien y el mal. No hay que engañarse: esa lucha forma parte también de nuestro universo.


Dejadme vivir solo mi dolor,
los años perdidos,
las condenas injustas,
las cortinas sobre los ojos,
los insultos vestidos de palabras de amor.

Anhelos traicionados,
un azul que parece gris que es vacío,
labios encadenados,
sufrimiento que solo entiende otro igual en el mundo,
dejadme vivir solo mi dolor.

Flotad en vuestras poltronas,
disfrutad de vuestra riqueza en el infierno,
sorbed vuestra estulticia,
la poesía no perdona,
dejadme vivir solo mi dolor.

Con la furia entre los dientes,
defenderse hasta el final del suplicio,
afirmar la evidencia en la noche sin alma,
romper el mal por la mitad para limpiar,
como un árbol partido,
dejadme vivir solo mi dolor.

Cantar, beber, bailar,
verbos que no consuelan,
alegría que da pena,
desaliento, lluvia que cae hacia adentro,
mundo difícil, gente animal,
dejadme vivir solo mi dolor.

Monstruos, tiranos, depravados,
ha llegado vuestra hoguera.
Arpías, brujas, carroñeras,
dejasteis de ser mujer.
Dolor inocente como un disparo,
paciente como una estrella fugaz.
Dolor viajero por el mundo
con escalas en cementerios,
hospitales y lugares de culto,
donde los humanos, inconscientes,
esperan poder sanar.

Dadme este dolor afilado,
dejadme hablar a los sordos,
apartad las nubes del vicio,
preparad a los ciegos,
yo quiero mi espada de verdad.

Vivir el dolor no es sufrir,
es regar el valor en la batalla,
sentir el bien en nuestro pecho,
luchar por los héroes desterrados,
y blandir ese dolor hasta vencer.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Haikus

He visitado la librería La Central en la plaza de Callao como se visita un templo del pensamiento. Hay tanto trabajo acumulado en sus muros y tanta sabiduría que infunde respeto. Por comenzar un diálogo con este espacio, el azar me llevó a la sección de poesía porque quería llegar a otra pero me entretuve allí.

Una de las ventajas de nuestro mundo global es que puede disfrutarse de la creación proveniente de todos sus rincones. En el pequeño espacio de La Central pude hojear poesías de Africa, hindues, alemanas o chinas, para comprobar cuánto de común tenemos los mortales. Ese viaje interior condujo también al haiku, esa forma de poesía japonesa minimalista y sensitiva, limitada a tres versos con estructura muy cerrada.

En su libro El espacio interior del haiku, Vicente Haya explica que la Naturaleza es el tema central de la poesía oriental mientras que el amor lo sería de la occidental. Pero el amor es egoista e individualista. En Japón no se entendería escribir haikus amorosos, asegura Haya, porque esos versos están destinados a lo innombrable, a la inmensidad de la vida.

Por ejemplo, leamos el haiku clásico:

Un ave migratoria cruza el cielo …
poco a poco, como tu,
me voy haciendo pequeño.

El lector occidental no sabe interpretar ese “como tu”, que parece referirse a un interlocutor humano, a un ser amado, etc. Cuando en realidad ese “tu” es el pájaro que pasa. El poeta quiere decir que su vida se hace cada vez más pequeña del mismo modo que el pájaro se aleja.

A pesar de esa limitación de contenido natural, y salvando también la estructura formal, usamos aquí el haiku como inspiración para hablar de un amor plasmado en la Naturaleza. Lo que debe permanecer del modelo japonés es la simplicidad.

Me pides definir el amor
y respondo
con el silencio.

Las hojas de los castaños
se mezclan con barro
de mi llanto.

Amor es un poema
que nunca hizo falta
escribir.

Amor es vencer
la fuerza de la gravedad,
llevar el tiempo atrás.

Amor es unión,
universo en ti,
hacerse pequeño.

O puedo decir koi suru 恋する
o shēn qíng  深情 
y lo escuchas en el viento.

Amor es plenitud de una flor,
alas de mariposa,
vida en tus manos.

Amor es música que alimenta
y no se puede
destruir.

Entre los setos llueve y miro,
mente transformada
en corazón.

Te llamo y te busco, amor,
y eres como el aire,
estás dentro y fuera.