viernes, 4 de noviembre de 2011

Ahora



Un poema para una persona muy especial.






Ahora que tu estrella transita entre aparatos de tension
y has entregado ese cometa en la mirada,
los sacos de naranjas que subias de la plaza,
piel fresca,
piel cariñosa y repleta de naranja,
sus chispas instantáneas
llenas de sentido desde niño
saltan otra vez trayendo tu voz y riegan tu halda.
Ahora que yo mismo sufro años perdidos
y mi propio manantial se seca,
camino solo sin mi propia compañía,
ahora comprendo tu pasado transparente y las miles de hazañas sin nombre
de antepasados,
huerto de personas tan reales hoy como entonces en mis venas
tierra que vive y reclama vivir despierto y continuar
nadie sabe hacia donde pero avanzar
como ellos
por parajes siempre diferentes para salvar hombres y mujeres de sus emociones,
fuerza telúrica que me ha herido.
Me quemaste con esa antorcha,
y no se si es bendición o castigo,
quizas los dos.
Esa energia de tu risa, las canciones antiguas, los poemas de memoria,
la fuerza del pino, raiz robusta en el pozo, agua mas milagrosa que vino,
me diste tu energia y nunca sabré si la he tomado.
Recuerdo esa mañana luminosa del mes de abril nonnato
en que supiste que estabas enamorada y reiste con hermanas y amigas
y pensaste en mi
como algo posible y ahora estoy aquí, casi ido, casi pasado ese tiempo en que recuerdo
como eras joven, cuando te vi
desde dentro de ti, antes de mi
en el Prao.
La noche que rezabas el rosario con tu madre,
tu hermana llena de vida e ilusiones,
herida por un rayo, haz de amor en firmamento,
el brasero oloroso, la bodega cerrada,
la risa otra vez, alegria sin nombre, nubes de tormenta y plegarias.
La puerta de la casa en Santa Ana,
horas heróicas de costura e hilos,
dedos que hablan, harina y ganchillo,
el cuarto de la plancha en el jardín, ese olor urgente a vino, otro más dulce de almidón,
aquel terrao donde hacias teatro,
el valor sin límite, el trabajo, la impaciencia,
todo aprendí en la universidad de tu cocina.
No sabes cómo te amo, ya no lo sabes mas,
porque no lo digo, qué sentido tiene apuntarlo al oido
cuando siento lo mismo, cuando suena el compás
y la musica tinta de la enfermedad,
y sabes que no hay que decirlo,
que ahora llega la hora de sentirlo hacia adentro
y de beber la miel amarga que nos queda
juntos,
tu primero y yo después,
mamá.

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