sábado, 18 de abril de 2020

Cuando despertemos



CUANDO DESPERTEMOS


Cuando despertemos de este olvido
el sol lucirá más alto y más sincero,
viviremos felices bajo el rayo,
buscaremos las tormentas
y las más pequeñas alegrías.
Los coches punzarán de nuevo el aire
     (curaremos esa herida)
el dinero rodará con pies ligeros
     (ayudaremos al que lo necesita)
volverán los campos de fútbol a llenarse
     (para animar al contrario)
-- ¡oh rutina querida! --
los niños regresarán a las calles
     (y el miedo a sus guaridas).
Tras la enfermedad, volveremos a reír
     (junto a los que sufren)
triunfarán los besos y las caricias
     (hasta el bosque del perdón)
disfrutaremos la dulce libertad
     (aderezada de compasión)
y el huracán de la avaricia
     (y resistir).
Volverán las flores a crecer
en el invierno de nuestro corazón,
el infierno resurgirá en nuestras mentes
(y lo regaremos con el recuerdo de nuestro dolor).

M. Ortega, abril 2020
 

miércoles, 15 de abril de 2020

Poemas en cuarentena



ESTADÍSTICAS

Virus, bacterias, lanzas,
lazos de ahorcado, bombas nucleares, espadas,
ametralladoras, puñales, pistolas,
manos obtusas y canallas,
gases venenos, drogas,
desprecio, indiferencia,
incomprensión, odio, estupidez,
odio otra vez,
guerras, tanques, cazas,
hambre, enfermedad,
incompetencia, egoísmo, vanidad,
armas químicas, fuego,
inundaciones, contaminación,
tiranía, avaricia, corrupción,
flechas, fusiles, propaganda.
Todo mata,
la vida es nada,
sin aire se asfixia,
sin agua perece,
sin comida se marchita,
sin palabra se apaga.
La muerte nunca fue justa,
sólo el dolor de los hombres puede encadenarla,
someterla a reglas, retardarla.
Sólo las mentes que comprenden
que la vida es un camino de razón
pueden subyugarla.
Sólo el amor puede superarla.

M. Ortega, marzo 2020

Atardecer en Santa Ana







ATARDECER EN SANTA ANA
Para Nina

La montaña rota, un sol naranja hiere sus entrañas
Una voz ardiente ilumina los ojos
Al otro lado, aire fresco y miel acarician las ramas
En lo alto un aro de nubes interroga el infinito
Un pino solitario y celeste llama
Los recuerdos crueles duermen en la noche por venir
Un pájaro furtivo indica el camino
El espíritu se agranda, mira hacia poniente
La tierra se retuerce y las preguntas asaltan.
Ahora
¿Debo hacer algo o está todo escrito?
¿Cómo emplear el último minuto?
¿A quién creer?
¿Adónde esperar?
¿Es como el agua la felicidad?
¿Puedo unirme al infinito?
En ese momento ¿qué lenguaje hablar?
¿Por qué es tan sublime lo sencillo?
Y sobre todo ¿cómo agradecer el misterio de la vida?
¿Cómo celebrar el momento de comprender que somos sol, cielo, roca, ave y pino?

M. Ortega, marzo 2020