lunes, 12 de noviembre de 2012

Haikus

He visitado la librería La Central en la plaza de Callao como se visita un templo del pensamiento. Hay tanto trabajo acumulado en sus muros y tanta sabiduría que infunde respeto. Por comenzar un diálogo con este espacio, el azar me llevó a la sección de poesía porque quería llegar a otra pero me entretuve allí.

Una de las ventajas de nuestro mundo global es que puede disfrutarse de la creación proveniente de todos sus rincones. En el pequeño espacio de La Central pude hojear poesías de Africa, hindues, alemanas o chinas, para comprobar cuánto de común tenemos los mortales. Ese viaje interior condujo también al haiku, esa forma de poesía japonesa minimalista y sensitiva, limitada a tres versos con estructura muy cerrada.

En su libro El espacio interior del haiku, Vicente Haya explica que la Naturaleza es el tema central de la poesía oriental mientras que el amor lo sería de la occidental. Pero el amor es egoista e individualista. En Japón no se entendería escribir haikus amorosos, asegura Haya, porque esos versos están destinados a lo innombrable, a la inmensidad de la vida.

Por ejemplo, leamos el haiku clásico:

Un ave migratoria cruza el cielo …
poco a poco, como tu,
me voy haciendo pequeño.

El lector occidental no sabe interpretar ese “como tu”, que parece referirse a un interlocutor humano, a un ser amado, etc. Cuando en realidad ese “tu” es el pájaro que pasa. El poeta quiere decir que su vida se hace cada vez más pequeña del mismo modo que el pájaro se aleja.

A pesar de esa limitación de contenido natural, y salvando también la estructura formal, usamos aquí el haiku como inspiración para hablar de un amor plasmado en la Naturaleza. Lo que debe permanecer del modelo japonés es la simplicidad.

Me pides definir el amor
y respondo
con el silencio.

Las hojas de los castaños
se mezclan con barro
de mi llanto.

Amor es un poema
que nunca hizo falta
escribir.

Amor es vencer
la fuerza de la gravedad,
llevar el tiempo atrás.

Amor es unión,
universo en ti,
hacerse pequeño.

O puedo decir koi suru 恋する
o shēn qíng  深情 
y lo escuchas en el viento.

Amor es plenitud de una flor,
alas de mariposa,
vida en tus manos.

Amor es música que alimenta
y no se puede
destruir.

Entre los setos llueve y miro,
mente transformada
en corazón.

Te llamo y te busco, amor,
y eres como el aire,
estás dentro y fuera.

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