domingo, 17 de abril de 2011

Amiga

Este poema explica los sentimientos de una mujer que vive un amor imposible, y busca una amiga para contarlo.






El me ha ultrajado con halagos, me ha puesto en carcel abierta y amarga, sus manos cortaron caminos escondidos, sus palabras prodigiosas surcaron mis oidos con arados. Sus bromas tiernas atraviesan de rosas y espinas mi garganta, sus dulces besos rebosan furia y marchitan los demas. Sus ideas han llenado una cuenca vacia que desborda, ahora soy flor que crece hacia el centro de la tierra. Estoy perdida en el infinito de un abrazo sin sentido, mi vientre es un huerto de dolor donde nada crece, mi vida feliz, una ilusion inerme. Indignado, mi corazon pide astucia y venganza, hay que responder aviesamente y devolver el mismo mal. ¡Que dolor!: sus cuchillos rasgaron mi conciencia de mujer, una existencia cenicienta cambiada en ira animal. Quiero relegar este momento miserable, sumir su recuerdo en frasco de cristal opaco, huir en avion que viaje al olvido. Soñar. Antes reia por todo, ahora por nada lloro. Antes sabia quien era, ahora habla una extraña. Tiemblo, nado, sufro, imploro. Nunca sere la que era, el futuro yace ante mi dislocado.

Necesito una amiga para atrapar esta nube de cristal, para desgarrar sentimientos sin nombre con palabras de lado, necesito alguien con quien andar alturas y compartir rios que solo surcan hadas navegantes. Quiero contar una historia sin comienzo que cayo sobre mi como la lluvia, quiero alivio, quiero decir … pero en ningunas manos podra esta mente descansar. Mi madre es demasiado vieja y mi hija demasiado niña (aunque, quizas, cuentos alados comprenderia). El papel a veces sirve para enjugar agravios, pero los jueces no entienden quejas tan colosales. Nadie puede juzgar este daño.

Asi que abro el espejo y lo cuento a ella misma, esa mujer que anda conmigo y vive su vida. Mi buena aliada se enfurece ante el ultraje, hermana que al menos comprende el uno por ciento de este remordimiento ardiente y esmaltado. Mi amiga, mi confidente, mi estrella polar y mi hogaza increpa al universo y pide represalia. Frente a la ignominia, enmudece y habla: sentada en el espejo, incapaz de paliar este enorme pavor, con simpleza que duplica el tormento, pregunta si por azar, porque el destino ha llegado, porque este abril trae unguento de lilas y, queramos o no, un dia todo acaba, ella pregunta – no lo puedo creer – si acaso estoy enamorada.

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