lunes, 17 de diciembre de 2012

Gran Via













Pasos ligeros y pausados, niñas de pupilas como acero,
pelos rapados, corazones en vela, ilusiones que huyen al centro,
multitud de almas que sumadas hacen una,
miés al viento de la gran ciudad.

Todo lo humano me engancha.
¿Qué mueve a este y al otro?
¿Cuáles son sus miedos más queridos?
¿De qué pasado irreal vienen?
¿En qué metro acabará su despertar?

Me faltan ojos para vivir,
me faltan labios para vencer,
me faltan almendros para soñar,
me faltan sabores para probar,
me faltan vidas para comprender.

El soplo del alma golpea en la cara,
la muerte no ha dado su señal,
el odio me persigue y logro esquivarlo,
soy libre, también del dinero,
he conocido el amor más profundo,
soy parte del universo donde asoma la verdad.

Y al querer más tiempo para abrirme a lo infinito,
bendigo la suerte de morir despacio
en este bosque humano de Madrid.
Queriendo a todos sin poder alcanzarlos,
perdido en el mundo tangible, inmediato,
voy sonriendo entre la gente
que mira extrañada
y entre lágrimas pienso: soy feliz.

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