lunes, 31 de diciembre de 2012

La Buena Fortuna

Después de escribir el Quijote, Cervantes sentía ser conocido sobre todo por esta obra de entretenimiento, y quiso escribir otra definitiva, una historia culta y edificante, y así surgieron Los trabajos de Persiles y Sigismunda, su último libro. En la dedicatoria Cervantes confiesa: “Ayer me dieron la estremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen y las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida con el deseo que tengo de vivir”.
Los trabajos de Persiles y Sigismunda es, a nuestros ojos, un relato largo con muchas desviaciones y difícil de leer. Cuenta las peripecias de unos enamorados del norte de Europa que, en su viaje a Roma, deben hacerse pasar por hermanos y sufrir numerosas penalidades, hasta que al final revelan su auténtica identidad. A pesar de lo arcano de la historia, el texto está trufado de deliciosos encuentros, profundas reflexiones, y cuentos que, por si solos, podrían dar lugar a una pieza de teatro o a una novela autónoma. Por ejemplo, el terrible episodio en el que dos príncipes enamorados de una misma princesa pálida y enferma tienen que luchar entre ellos para dirimir las dudas del corazón de ella; en la batalla vence uno que queda malherido y cuando llega a los pies de la amada aprende que ha muerto y el muere también.
Pero ahora traemos a este blog el texto de Cervantes por algo más puntual: una breve reflexión sobre la suerte del genio de Alcalá. En el capítulo 12 del Segundo Libro, Cervantes apunta: “Al Amor, al Interés y a la Diligencia dejó atrás la Buena Fortuna que, sin ella, vale poco la diligencia, no es de provecho el interés, ni el amor puede usar sus fuerzas”. Cervantes está retratando a la diosa Fortuna, que los antiguos respetaban mucho y nosotros hemos olvidado. Todavía Napoleón, cuando oía hablar bien de algún político o general, preguntaba a continuación: ¿Y tiene suerte?
La buena o mala fortuna  opera en la vida sin que podamos hacer nada para impedir su intervención. Comienza con los padres que nos tocan, o con el lugar y la cultura en que nacemos. Después se cruzan personas y situaciones que van a alterar nuestras vidas. Algunos creen en el destino, otros piensan que no hay casualidades, mientras otros intentan como héroes desesperados cambiar su sino. Estos piensan "al saber llaman suerte", y no les falta razón. Hay que saber atraerla y cortejarla.
Sea como sea, no hay más remedio que dejarse llevar un poco por el viento de la fortuna. Y aquellos que sufren reveses, que hagan de tripas corazón o saquen fuerzas de flaquezas (cita del Quijote), mientras que los que han recibido parabienes deben bendecir y disfrutar su suerte. Sabiendo que muchas veces la vida da con una mano lo que con la otra quita. Puede caerte un meteorito en la cabeza, pero luego una estrella se posa sobre ti y te eleva.
En este último dia del año, Feliz y Venturoso 2013 para todos! Que la fortuna nos acompañe y que sepamos atraerla!

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