sábado, 17 de marzo de 2012

Sonrisa



En El vellocino de oro, Frixo recuerda sus juegos de niño con Hele. Ella le engañaba con gracia y se escondía. Frixo primero se enfadaba, pero luego aceptaba el juego y terminaba más unido a su hermana, porque ella sabía utilizar su sonrisa, amplia y enamorada, para atraerle. Veamos este poema datado, en su primera versión, en 111 AD.







El brillo del agua en el torrente
se ha ido, las rosas han perdido
su frescura, el bosque es diferente,
no quedan polluelos en el nido.

Las musas del claro enmudecen,
en el día palidecen las cosas,
los soplos perfumados ya no mecen
esas esencias tan hermosas.

¿Qué ocurre?, ¿amor ya no porfía?
El sol se turba y va más aprisa.
Todo lo limpio, la luz y la alegría
se han fundido hoy en tu sonrisa.

Cuando tu ríes, mi espera termina,
y el mundo de belleza se ilumina.

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