domingo, 10 de febrero de 2013

Poesía en canciones

En un próximo ensayo sobre la poesía, declaro de nuevo mi deleite por la canción. Se toman unos versos sencillos, se les añade música al punto y ¡zas! puede aparecer una canción inolvidable. Este blog ha dedicado una entrada a los cantautores en español, esa enorme riqueza de nuestra cultura, y comentarios a conciertos de Conchita y Los Secretos. Ver actuar en directo a los cantautores es revelador, porque sus seguidores viven las canciones y se identifican con sus sentimientos como difícilmente pasa en otras artes. 
  
Ahora me gustaría romper otra lanza por esos trovadores que envuelven sus vivencias en música. En particular, dos autoras llenas de mérito que tienen una obra prometedora: Rebeca Jiménez y Vicky Gastelo. Las dos dan conciertos por separado en diversos locales de Madrid y en otras latitudes, y merece la pena escucharlas. Pero, además, a veces actúan juntas y, entonces, sus baladas adquieren nuevas facetas y sus voces se potencian.

Algunas de sus canciones son realmente interesantes, moviéndose entre las más ligeras hasta las más profundas o también amargas. El último disco de Rebeca Jiménez, Valiente, tiene piezas divertidas, como De qué lado estás?, de la que se hizo también este videoclip. Pero su voz más fuerte y dramática se aprecia en trabajos serios, como Acaba de empezar, y en blues que canta en inglés llenando de evocaciones la noche de Madrid.

Vicky Gastelo tiene un registro dulce y melancólico que explota muy bien en su canción Será. Su último disco, En el fondo de los mares, contiene temas que salen del fondo del corazón como Me equivoqué contigo. Pero cuando las dos cantan juntas se produce un contraste de estilos interesante y enriquecedor. Este dúo de Será, o también este resumen del último concierto en la Sala Clamores con entrevistas sirven para demostrar esa complementariedad (y la pujanza del directo).
  
Lo interesante de estas artistas es que las dos hacen poesía que llega a la gente. Un único matiz cabría añadir: desgraciadamente, los cantautores no están de moda. Las masas prefieren ahora ritmos repetitivos o mensajes unívocos de sonidos enlatados que puede uno escuchar cien veces sin que sus neuronas se vean alteradas. Razón de más para seguir apoyando y admirando a los cantautores, en este caso cantautoras, y animándolas para que nos ayuden a comprender lo que ocurre a nuestro alrededor.

domingo, 13 de enero de 2013

Nuevo libro de poesía



Para los lectores de este blog tengo buenas noticias. La editorial Cuadernos del Laberinto ha aceptado la publicación de mi primer libro de poesía. Esta atrevida y exquisita editorial se ha establecido como una referencia de calidad en poesía, con una creciente colección de autores muy interesantes. Los libros son muy cuidados, con líneas sugerentes que respiran en el espacio de sus páginas color hueso y contienen un índice final de primeros versos. Uno de esos libros, Enésima hoja, ha sido objeto de comentario en este blog. La portada del libro de Ana Montojo, Plantas de interior, ilustra este texto. Todavía no sabemos qué resultado dará el mío. Seguramente será un evento minoritario, como suele ocurrir con los frutos del arte de Calíope, que también se atribuyen a Orfeo. Pero al menos cumplirá la función taumaturgica de toda poesía: ayudará a quien lo lea como ha curado al que lo ha escrito.

Sea cual sea el final de la historia, la apuesta de publicar mi libro corresponde a la directora de la editorial, Alicia Arés, una personalidad vital y auténtica, que sabe situarse voluntariamente fuera de este mundo superficial que nos ha tocado vivir. Muchas gracias por admitirme en la singladura de tu empresa.

El libro se dividirá en tres partes. La primera refleja momentos de dolor, de incomprensión, para luego estallar en fragmentos de amor sin límites. También canta el cielo de Madrid y algunos recuerdos de la infancia. Primeras versiones de estos poemas aparecieron en tiempos en este blog. La segunda parte, titulada Dame tu luz antes de la nada, contiene un experimento literario poco al uso: recrear una historia de la mitología griega para describir, con sonetos ingleses, el amor entre dos hermanos. Por último, se introduce el breve y jugoso ensayo Elogio de la poesía, donde se explica la fuerza de este juego del lenguaje y sus múltiples funciones por medio de ejemplos seleccionados a partir de mis poetas preferidos.

¿Cómo va a titularse el libro? ¿Tenemos ya fecha de publicación? ¿Habrá acto de presentación? Sigan atentos a este blog y, por supuesto, a las noticias en la web de la editorial.

lunes, 31 de diciembre de 2012

La Buena Fortuna

Después de escribir el Quijote, Cervantes sentía ser conocido sobre todo por esta obra de entretenimiento, y quiso escribir otra definitiva, una historia culta y edificante, y así surgieron Los trabajos de Persiles y Sigismunda, su último libro. En la dedicatoria Cervantes confiesa: “Ayer me dieron la estremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen y las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida con el deseo que tengo de vivir”.
Los trabajos de Persiles y Sigismunda es, a nuestros ojos, un relato largo con muchas desviaciones y difícil de leer. Cuenta las peripecias de unos enamorados del norte de Europa que, en su viaje a Roma, deben hacerse pasar por hermanos y sufrir numerosas penalidades, hasta que al final revelan su auténtica identidad. A pesar de lo arcano de la historia, el texto está trufado de deliciosos encuentros, profundas reflexiones, y cuentos que, por si solos, podrían dar lugar a una pieza de teatro o a una novela autónoma. Por ejemplo, el terrible episodio en el que dos príncipes enamorados de una misma princesa pálida y enferma tienen que luchar entre ellos para dirimir las dudas del corazón de ella; en la batalla vence uno que queda malherido y cuando llega a los pies de la amada aprende que ha muerto y el muere también.
Pero ahora traemos a este blog el texto de Cervantes por algo más puntual: una breve reflexión sobre la suerte del genio de Alcalá. En el capítulo 12 del Segundo Libro, Cervantes apunta: “Al Amor, al Interés y a la Diligencia dejó atrás la Buena Fortuna que, sin ella, vale poco la diligencia, no es de provecho el interés, ni el amor puede usar sus fuerzas”. Cervantes está retratando a la diosa Fortuna, que los antiguos respetaban mucho y nosotros hemos olvidado. Todavía Napoleón, cuando oía hablar bien de algún político o general, preguntaba a continuación: ¿Y tiene suerte?
La buena o mala fortuna  opera en la vida sin que podamos hacer nada para impedir su intervención. Comienza con los padres que nos tocan, o con el lugar y la cultura en que nacemos. Después se cruzan personas y situaciones que van a alterar nuestras vidas. Algunos creen en el destino, otros piensan que no hay casualidades, mientras otros intentan como héroes desesperados cambiar su sino. Estos piensan "al saber llaman suerte", y no les falta razón. Hay que saber atraerla y cortejarla.
Sea como sea, no hay más remedio que dejarse llevar un poco por el viento de la fortuna. Y aquellos que sufren reveses, que hagan de tripas corazón o saquen fuerzas de flaquezas (cita del Quijote), mientras que los que han recibido parabienes deben bendecir y disfrutar su suerte. Sabiendo que muchas veces la vida da con una mano lo que con la otra quita. Puede caerte un meteorito en la cabeza, pero luego una estrella se posa sobre ti y te eleva.
En este último dia del año, Feliz y Venturoso 2013 para todos! Que la fortuna nos acompañe y que sepamos atraerla!

lunes, 17 de diciembre de 2012

Gran Via













Pasos ligeros y pausados, niñas de pupilas como acero,
pelos rapados, corazones en vela, ilusiones que huyen al centro,
multitud de almas que sumadas hacen una,
miés al viento de la gran ciudad.

Todo lo humano me engancha.
¿Qué mueve a este y al otro?
¿Cuáles son sus miedos más queridos?
¿De qué pasado irreal vienen?
¿En qué metro acabará su despertar?

Me faltan ojos para vivir,
me faltan labios para vencer,
me faltan almendros para soñar,
me faltan sabores para probar,
me faltan vidas para comprender.

El soplo del alma golpea en la cara,
la muerte no ha dado su señal,
el odio me persigue y logro esquivarlo,
soy libre, también del dinero,
he conocido el amor más profundo,
soy parte del universo donde asoma la verdad.

Y al querer más tiempo para abrirme a lo infinito,
bendigo la suerte de morir despacio
en este bosque humano de Madrid.
Queriendo a todos sin poder alcanzarlos,
perdido en el mundo tangible, inmediato,
voy sonriendo entre la gente
que mira extrañada
y entre lágrimas pienso: soy feliz.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Conchita

Pocos músicos pueden ostentar un comienzo de trayectoria tan fulminante como Conchita. Su primer disco, Nada más (2007) fue un éxito inmediato y canciones como Nada que perder, Puede ser, o Tonta, la proyectaron a la fama. Todavía esos temas siguen hoy sumando visitas en Youtube, que se cifran en los cientos de miles. El segundo disco, 4.000 palabras, tuvo una andadura más moderada (no podía ser de otra forma), aunque contiene canciones notables, como El manual, llena de ese humor característico suyo.

Conchita acaba de presentar su tercer trabajo, Zapatos nuevos, y se ha encontrado con una recepción menos entusiasta. Con una imagen sofisticada, los temas siguen su misma línea creativa: La guapa de la fiesta, canción llena de energía, Balones por los aires, soñadora, Me aburres, otra pieza de humor, y Quand reviendras-tu?, una balada clásica francesa que demuestra sus grandes posibilidades vocales. A pesar del gran interés de su trabajo (gracias y enhorabuena, Conchita!) el disco no tendrá tanto impacto, y vamos a explicar por qué.

Comencemos por el principio: antes que nada hay que destacar los enormes méritos de Conchita. Primero, es una artista integral porque realiza la música y la letra de todas sus canciones. En este sentido es una verdadera cantautora, lo que es lo mismo que decir poeta, porque pone delante del público sus experiencias y sentimientos. Pero, al hacerlo, no se limita a contar tristezas o desengaños, sino que sabe comunicar también un sentido positivo que es el que más fácilmente llega al gran público por medio de sus melodías. Hay cantautores franceses, españoles, latinoamericanos, aburridos, militantes políticos y divertidos. Conchita interpreta la vida con valentía, soltura y con una pizca de sal además de azucar, por lo que está bien equipada para cantarla de manera original. Además, Conchita es natural y sincera, y esto despierta una empatía inmediata con el auditorio, como se vio en su reciente actuación en Galileo.

Ahora bien, su nueva colección de canciones llega en un momento de desánimo y preocupación generalizados. Puede decirse que no coincide con lo que se llama en alemán Zeitgeist, espíritu de los tiempos. Un ejemplo sería el video filmado para la canción Balones por los aires, que contrasta con otras manifestaciones artísticas del momento. Esta disyuntiva entre el estilo intimista de Conchita y unos tiempos duros supone un verdadero reto para la artista. Será interesante ver cómo evoluciona en el futuro su enorme capacidad poética para abrirse desde su temática amorosa a una realidad compleja.
  
En el plano escénico, el concierto de Galileo fue luminoso y bien compensado. Conchita gana más cuando canta con menos instrumentos (como cantautora que empezó y que siempre será) que cuando se desliza hacia el rock con la batería demasiado protagonista. Por ejemplo, la ironía de su canción Tonta hubiera sido mejor apreciada con unos simples apoyos de guitarra. Igualmente, el público quiere que Conchita le mime, en lugar de “dialogar” tanto con su productor Pablo Cebrián y otros músicos. Con todo, la calidad de las letras y de la música se impone sobre la representación. Este aspecto es donde Conchita debería poner el acento, antes que en el éxito comercial con el que comenzó: cultivar una canción de autor inteligente para hablarnos de su visión refrescante del mundo.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Dejadme

La poesía es celebración de la vida, del amor y la naturaleza. Pero a veces se convierte también en parte de la lucha eterna entre el bien y el mal. No hay que engañarse: esa lucha forma parte también de nuestro universo.


Dejadme vivir solo mi dolor,
los años perdidos,
las condenas injustas,
las cortinas sobre los ojos,
los insultos vestidos de palabras de amor.

Anhelos traicionados,
un azul que parece gris que es vacío,
labios encadenados,
sufrimiento que solo entiende otro igual en el mundo,
dejadme vivir solo mi dolor.

Flotad en vuestras poltronas,
disfrutad de vuestra riqueza en el infierno,
sorbed vuestra estulticia,
la poesía no perdona,
dejadme vivir solo mi dolor.

Con la furia entre los dientes,
defenderse hasta el final del suplicio,
afirmar la evidencia en la noche sin alma,
romper el mal por la mitad para limpiar,
como un árbol partido,
dejadme vivir solo mi dolor.

Cantar, beber, bailar,
verbos que no consuelan,
alegría que da pena,
desaliento, lluvia que cae hacia adentro,
mundo difícil, gente animal,
dejadme vivir solo mi dolor.

Monstruos, tiranos, depravados,
ha llegado vuestra hoguera.
Arpías, brujas, carroñeras,
dejasteis de ser mujer.
Dolor inocente como un disparo,
paciente como una estrella fugaz.
Dolor viajero por el mundo
con escalas en cementerios,
hospitales y lugares de culto,
donde los humanos, inconscientes,
esperan poder sanar.

Dadme este dolor afilado,
dejadme hablar a los sordos,
apartad las nubes del vicio,
preparad a los ciegos,
yo quiero mi espada de verdad.

Vivir el dolor no es sufrir,
es regar el valor en la batalla,
sentir el bien en nuestro pecho,
luchar por los héroes desterrados,
y blandir ese dolor hasta vencer.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Haikus

He visitado la librería La Central en la plaza de Callao como se visita un templo del pensamiento. Hay tanto trabajo acumulado en sus muros y tanta sabiduría que infunde respeto. Por comenzar un diálogo con este espacio, el azar me llevó a la sección de poesía porque quería llegar a otra pero me entretuve allí.

Una de las ventajas de nuestro mundo global es que puede disfrutarse de la creación proveniente de todos sus rincones. En el pequeño espacio de La Central pude hojear poesías de Africa, hindues, alemanas o chinas, para comprobar cuánto de común tenemos los mortales. Ese viaje interior condujo también al haiku, esa forma de poesía japonesa minimalista y sensitiva, limitada a tres versos con estructura muy cerrada.

En su libro El espacio interior del haiku, Vicente Haya explica que la Naturaleza es el tema central de la poesía oriental mientras que el amor lo sería de la occidental. Pero el amor es egoista e individualista. En Japón no se entendería escribir haikus amorosos, asegura Haya, porque esos versos están destinados a lo innombrable, a la inmensidad de la vida.

Por ejemplo, leamos el haiku clásico:

Un ave migratoria cruza el cielo …
poco a poco, como tu,
me voy haciendo pequeño.

El lector occidental no sabe interpretar ese “como tu”, que parece referirse a un interlocutor humano, a un ser amado, etc. Cuando en realidad ese “tu” es el pájaro que pasa. El poeta quiere decir que su vida se hace cada vez más pequeña del mismo modo que el pájaro se aleja.

A pesar de esa limitación de contenido natural, y salvando también la estructura formal, usamos aquí el haiku como inspiración para hablar de un amor plasmado en la Naturaleza. Lo que debe permanecer del modelo japonés es la simplicidad.

Me pides definir el amor
y respondo
con el silencio.

Las hojas de los castaños
se mezclan con barro
de mi llanto.

Amor es un poema
que nunca hizo falta
escribir.

Amor es vencer
la fuerza de la gravedad,
llevar el tiempo atrás.

Amor es unión,
universo en ti,
hacerse pequeño.

O puedo decir koi suru 恋する
o shēn qíng  深情 
y lo escuchas en el viento.

Amor es plenitud de una flor,
alas de mariposa,
vida en tus manos.

Amor es música que alimenta
y no se puede
destruir.

Entre los setos llueve y miro,
mente transformada
en corazón.

Te llamo y te busco, amor,
y eres como el aire,
estás dentro y fuera.