viernes, 24 de agosto de 2012

Playa de Gerra

En la Playa de Gerra, las olas vuelven el tiempo atrás. La espuma que salta hace el aire irreal. Al cabo de un tiempo, nadie sabe dónde está. La hierba es azul, el cansancio se olvida y las personas no tienen edad. Las dudas vuelan con el viento y los recuerdos son velas transparentes que se hunden en el mar. Amor, viento blanco, verde en la piel, da la vuelta al mundo y dile que nunca la olvidaré.

Y las olas siguen hablando: ruge mar, suelta tus riendas, canta a los montes, besa praderas, explica a los hombres que la paz viene del fondo, que la vida es risa y agua, y un despertar del alma hacia ese otro lugar en el que existe la felicidad.


Ola brava y lejana,
danos mentes alegres
que sepan beber vientos fuertes.

Ola que subes montañas,
retumba timbales,
corta la espuma,
azota cortinas de piedra
en las almas.

Ola perdida entre las rocas,
siempre última y primera,
encuentra oídos abiertos:
la soledad es mala consejera.

Ola brillante de la ría
entre puntillas de sol y arena,
cuida a los amigos de la pena.

Olita tierna, hojita de alga,
que mojas la cintura al despertar,
salva a mi niña
de la patraña.

Olita suave, olita amable,
besa los pies cansados,
esparce caricias
tras vendavales.

Olita chica, olita mansa,
si besas la playa,
dile a mi amor
que la espera es larga.

Olita plana, olita rota,
que sepan todos
que la vida
es eterna y corta.

sábado, 11 de agosto de 2012

Islas














Calor mas allá del verano,
derretido, me mola Madrid.
La soledad, tan feliz y hechicera,
tan malvada y tierna,
recuerda el agua y las cuerdas.
La soledad con uno mismo,
esa medicina certera,
profunda cura de libertad.

Gente viajera,
incienso en los ojos,
el vodka que quizás no bebí
se incendia en la mesa.
¿Sabe alguien lo que de mi se espera?
¿Todavía tengo algo que decir
antes de que amanezca,
algo que quitar a los otros,
algo que dar a las nubes,
sentir algo nuevo, o amar?

Somos un minuto,
el friso de una estrella.
Somos islas
que no queremos vivir
en soledad.

lunes, 6 de agosto de 2012

Los Secretos

A través de mi buen amigo E.I. he redescubierto a Los Secretos. Aquel grupo de la nueva ola, que nos hizo bailar en los años 1980 y 1990 con música pop-rock efectiva e inolvidable, sigue en activo y hace gala de una energía asombrosa. La fuerza desplegada en cada concierto por Alvaro Urquijo, que asume la responsabilidad de poner voz y alma a cada canción, es formidable. Las múltiples guitarras de Ramón Arroyo demuestran su virtuosismo, encajado a la perfección con el conjunto. El núcleo central del grupo lo completa Jesús Redondo en los teclados, que da una dulzura especial. Normalmente actúan también con bajo y batería, pero este verano vimos un concierto acústico memorable con estos tres artistas tocando al aire libre bajo el cielo de Madrid.

La energía de Los Secretos nos hace sentirnos más jóvenes. En este blog aparecieron ya mencionamos cuando hablamos de la importancia de los  Cantautores para la cultura. Lo interesante en este caso es que se renuevan sin cesar. Existen por supuesto las canciones imperecederas que tenemos grabadas en la memoria, como Déjame, Vete ya de mi vida, o Todo sigue igual, que son paralelos de aquellas baladas de grupos ingleses como The Police. Pero también cuentan en su larga historia con piezas de gran contenido, entre las que destacan Agarrate fuerte a mí, María, que dedicó Enrique Urquijo a su niña antes de morir, como un himno premonitorio, o Pero a tu lado (una preciosa canción de amor que cuenta con casi dos millones de reproducciones en este video de Youtube), cantada por Álvaro con esa voz al tiempo dulce y amarga como el buen café. Algunas baladas sugieren cruces de melodías, por ejemplo, La calle del olvido suena con raíces americanas.

Al redescubrir esta música entrañable, he visto también a gente entregada a Los Secretos, coreando de principio a fin las canciones, expertos académicos en el grupo, a seguidores por miles en Facebook, a jóvenes de todas las edades aplaudiendo a rabiar, y todo esto confirma el enorme atractivo del arte sincero. Alvaro y los otros quieren y, al mismo tiempo, sufren la fama como modo de vida, pero no pueden renunciar a esa forma de comunicar que es hacer sentir a los demás a través de su arte. En todo este proceso, la música es importante, pero yo diría que la palabra lo es tanto o más. Los cantautores son ante todo poetas, que saben decir de manera simple y envolver en melodías cosas que mueven el corazón de los otros. Enhorabuena!

Este veneno del arte es el rayo que no cesa. El grupo sigue actuando y también sigue creando. Una de sus canciones recientes se encuentra entre mis preferidas. En 2011 presentaron En este mundo raro, donde muestran su perplejidad ante un mundo complejo e incomprensible. Pero, al final, no quieren mundos distintos, sino seguir en este “contigo”, enamorado. Pura poesía en la letra y un sabor country en la música que recuerda a Jackson Browne y a tantos clásicos de la costa oeste. Muchas gracias, Secretos. Por favor, seguid creando.

lunes, 25 de junio de 2012

Una noche en la Danza

La vida es muy complicada y la danza la hace mas simple. Una música rítmica mueve nuestros cuerpos sin querer. La pesadez de espiritu se olvida en un vuelo. Se dibuja una sonrisa animal y ya está: el baile ha disuelto las preocupaciones. Con la danza clásica, la misma sensación se vive por persona interpuesta. La libertad se ve y se disfruta en un cuerpo que no es el nuestro. Al no contar con palabras cargadas de significados, la danza es un arte puro y directo. Comunica solo con el movimiento y por eso podemos leer mucho y muy diverso.
La Compañía Nacional de Danza, que está muy bien gestionada, ha presentado en Madrid “Una noche con Kylian”, con tres piezas de Jiri Kylian, un coreógrafo checo afincado la mayor parte de su vida en Holanda. El espectáculo podría llamarse también “insomnio, amor y muerte”, porque las tres partes están netamente diferenciadas y contienen tres mensajes separados. Quizás uno de los intereses del montaje sea experimentar fases diferentes de un mismo artista, y como suele ocurrir, la evolución de sus enfoques.
La primera pieza, Sleepless, es la mejor, porque supone un condensado de danza contemporánea lleno de cuadros atrevidos que sugieren problemas muy actuales, como la soledad, las dificultades para entenderse, la vida rasgada en la gran ciudad, o la falta de referencias estables. Los bailarines habitan dos mundos, uno sus guaridas, donde quizás duermen o velan, y otro sus sueños, preocupaciones y pensamientos, que ofrecen al espectador. Los gestos individuales son fuertes y expresivos, y los pasos de dos constituyen magníficos complementos entre hombre y mujer. Aquí ofrezco una muestra bailada por el Nederlands Dans Theater para quien no pudo verla.
La segunda parte, en buena lógica, podría estar situada la primera, ya que es una recreación de los esquemas clásicos, con seis parejas, que durante un tiempo actúan de manera geométrica. La pieza se titula Petite Mort y claramente nos remite al tiempo de las amistades peligrosas y los mosqueteros, ese mundo en el que la muerte y la vida se jugaban en un duelo, y los amores eran todavía perdidamente románticos. Ellos manejan floretes, ellas vestidos rígidos y negros. En efecto, las ideas del amor y de la muerte flotan dibujadas en el ambiente, pero, salvo en los pasos de parejas, donde se vive la tensión, no trascienden.
Al final, la Sinfonía de los Salmos es un momento escenográfico espectacular, donde el rojo del fondo de alfombras contrasta con el gris de las ropas y la luz de través. La música de Stravinsky es perfectamente interpretada, pero resuena y ordena demasiado. La coreografía sigue al pie de la letra las melodías del compositor ruso pero, aún así, transmite un mundo de sensaciones religiosas. El destino de las parejas (cuerpo y alma, en lugar de hombre y mujer), avanza, ellos caminan lentos, mientras los sentimientos de culpa, los reveses de la vida, y las alegrías más salvajes se van sucediendo. Esos episodios les hacen salir del grupo y vivirlos intensamente, pero luego vuelven a integrarse en el río de la vida. La pieza tiene una solemnidad y una liturgia física que deja un tanto sin respiración.
Por eso, lo mejor, tras el ballet, es irse a tomar una cena al aire libre y reir hasta no poder más, para poder reconciliar tanta belleza.

domingo, 17 de junio de 2012

Huir



La poesía es como el curso del sol, las estaciones o el inconmensurable ciclo de la vida: gracias a Dios, siempre vuelven.





Por qué disfrutamos con miradas, sonrisas, pensamientos,
cuando este vuelo es delirio, atardecer violento,
y felicidad sin embargo que nadie puede detener, ni sospechar,
verano que la herida refresca como el hielo,
azotea con jazmines caídos antes de nacer, confesiones de un pasado
que queremos compartir y sigue sustentando nuestras vidas,
ya perdidas sin saberlo,
cuando esta libertad que respiramos entre puestas de sol deslumbrantes,
visión panorámica y cervezas se alimenta de un suspiro,
un momento tan tenue, aletea casi ido,
ese instante divino cuando nuestras almas se tocan sin tocarse los cuerpos,
sabiendo que el universo no espera, que el tiempo amordaza,
aunque nosotros queramos beberlo en seco,
y que nuestro destino está en otro lugar, nube blanca de ansiedad,
calle sur del abismo, la seguridad de amarse en silencio,
día sin sueño, latitud desconocida, una montaña sin dueño,
la certeza de un ayer sin esta dulce entrega y de un futuro yermo,
y sabemos con certeza, como sale el sol,
como la risa ilumina el desconcierto,
que el único remedio es huir,
partir con premura, al alba y sin viento,
escapar siempre hacia dentro y brotar a lo desconocido,
hablar otras lenguas más veraces, huir sin fin,
huir sin medida, huir de lo nuestro,
huir de la niñez siempre presente, tambien huir de ese fruto dorado
que estamos acariciando,
ahogarse en el mar de no ser nadie, evaporarse en lo extraño,
huir como un ciervo, abrir nuevas entrañas, acuchillar esperanzas,
huir con llanto en sangre, viaje a ninguna parte, suicido externo,
huir hasta poder ser y no ser de verdad, resistir sin mirar atrás,
vivir ese desaparecer lento, hasta renunciar a los recuerdos,
huir del verde, del rojo y del negro, también del color,
huir del amigo feliz como un tesoro abierto,
y lo peor, nunca mas escuchar música, negar el cielo,
y al final arribar a esa orilla fatal que otros temen,
tomar el barco del olvido
y huir por fin del silencio.

martes, 15 de mayo de 2012

Despedida

Este blog ha cumplido una función y es hora de clausurarlo. Desde que se inició ha servido para publicar poesías, pensamientos y opiniones sobre literatura y arte de este humilde observador. El origen de todo ello es un maremoto creativo que surgió del dolor a finales de 2010. Después vino más dolor, asombro, alegría y, por fin, una experiencia espiritual, como una gran ventana abierta a la luz de la plenitud. Sin embargo, cuando los sentimientos superan a la naturaleza humana, solo queda el silencio. Y en silencio comienza una nueva etapa, cada vez más cerca del acto final.

Una de las enseñanzas más importantes del experimiento realizado en este blog es, precisamente, que la poesía y en general la creación artística son búsquedas constantes que nunca llegan a su objetivo. Captar y expresar los sentimientos, sobre todo el misterio del amor, con los pobres medios de que disponemos es tan arduo que esa búsqueda debe combinarse con la rendición a los clásicos, y a veces también con el silencio. La pequeñez de los pequeños artistas queda más en evidencia al revisitar los clásicos, aunque ellos siempre nos compensan.

En esta despedida, quiero recordar la captación minimalista del amor auténtico que hizo San Juan de la Cruz en su Cántico Espiritual, cuyo primer verso da título al blog.

¿Adonde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido,
salí tras ti, clamando, y eras ido.

Y también recuerdo los apasionados sonetos de Shakespeare, como el número 29, entre muchos otros admirables:

When, in disgrace with fortune and men's eyes,
I all alone beweep my outcast state
And trouble deaf heaven with my bootless cries
And look upon myself and curse my fate,
Wishing me like to one more rich in hope,
Featured like him, like him with friends possess'd,
Desiring this man's art and that man's scope,
With what I most enjoy contented least;
Yet in these thoughts myself almost despising,
Haply I think on thee, and then my state,
Like to the lark at break of day arising
From sullen earth, sings hymns at heaven's gate;
For thy sweet love remember'd such wealth brings
That then I scorn to change my state with kings.

Que traduzco en verso blanco:

Cuando, en desgracia con la fortuna y a los ojos de los hombres,
lloro totalmente solo mi estado descastado,
y molesto al sordo cielo con mis gritos sin sentido
y me miro a mi mismo y maldigo mi destino,
deseándome como otro más rico en esperanza,
vestido como él, como él poseído de amigos,
anhelando el arte de ese hombre o el alcance del otro,
o al menos contentado con lo que más disfruto …
Con estos pensamientos casi despreciándome,
felizmente pienso en ti, y entonces mi estado,
como la aurora al romper el día levantándose
desde la adusta tierra, canta himnos a las puertas del cielo.
Porque tu dulce amor recordado tanta riqueza trae
que entonces renuncio a cambiar mi estado con los reyes.

El amor es un enigma que solo los grandes han logrado atrapar … en parte. Esa fuerza violenta que nos reúne con la creación supone, para los débiles humanos, euforia, plenitud, y al mismo tiempo angustia y ansiedad. Y es mucho más fácil expresar los sentimientos positivos dejándose llevar por la embriaguez del amor que describir la congoja y el desconsuelo asociados a sus flechas de fuego. Para terminar este blog, registramos un último poema de la serie El vellocino de oro, que trata de acercarse a ese sufrimiento.

Rosas compasivas y alondras, atletas de brazos tensos,
ríos de amistad, blancos cuentos y fuentes escondidas
componen la música que llenaba el universo.

Al caer la tarde, espinas de cardo, agua insípida, melodías detenidas,
la pesadilla de una noche sin sueño,
muerte en vida es el silencio.

El corazón se ha roto en estrellas,
ventana abierta hacia ninguna parte
llena de luz oscura, amor imposible sin dueño.
Vivir sin aire, beber sin agua, morir sin cielo.

La música se ha tornado en espera,
el silencio ha detenido a los astros, el vacío quema,
tu palabra se ha hundido en dolor,
pero ya nada importa: calladamente muero.

A todos los seguidores de este modesto blog: Muchas gracias y Au revoir, que no Adieu. Hasta la vista porque, en esa búsqueda constante, habrá mas ocasiones de escribir poesía. 

sábado, 12 de mayo de 2012

El arte del deporte

Las vasijas griegas, que nos dejaron todo un álbum de imágenes de aquel tiempo, están llenas de escenas deportivas. La devoción de los antiguos por tales competiciones, que demostraban la perfección del cuerpo y de sus habilidades, quedan patentes también en la literatura, por ejemplo cuando la Odisea cuenta que el propio protagonista era capaz de competir en ciertas lides a pesar de su edad madura. En puridad, no hay tanta distancia entre el arte y el deporte, si este último se interpreta como superación de los límites físicos por medio del esfuerzo y la belleza.

En el Open de tenis que se está jugando en Madrid, sobre una absurda playa azul (alguien debería haber dicho a los organizadores que el mar es azul y la arena de otro color), hemos podido admirar a Roger Federer, uno de los jugadores más nobles y capaces que ha dado el tenis mundial. Es flexible como un junco, elegante como un cisne, y discurre por la pista con una naturalidad y sencillez que enamora (como si después uno fuera a tomar un refresco con él). En lugar de empujar la pelota al otro lado de la pista, Federer se ingenia una danza ágil para acariciarla y sacar el máximo provecho a las leyes de la dinámica, todo ello de manera tan grácil que parece no costar esfuerzo. Federer es el tenis hecho arte.

Otro aspecto distinto y sorprendente del acto social que es el mismo torneo ocurre en el momento que las cámaras alrededor de la pista enfocan a algunos espectadores famosillos, como Cristiano Ronaldo. Entonces, el público se enardece y, si ese fenómeno publicitario, con el pelo encrestado y colgantes metálicos, se digna a hacer un gesto de deferencia hacia el respetable, entonces casi todo el estadio se pone a delirar. Este deportista es tosco, soberbio y engreído. Las estadísticas demuestran que no sale con éxito ni del treinta por ciento de los regates que emprende y, aunque ha marcado muchos goles, falló el penalty crucial en la semifinal del Bernabéu. ¿Es aceptable que tantos millones de euros juntos fallen ese tiro?  ¿Seguirá siendo alabado siempre haga lo que haga?

La verdad es que este jugador tan famoso como poco elegante viene en pareja con Mourinho, un entrenador tan mal educado como agresivo. Este otro fenómeno de las relaciones públicas, con un síndrome acusado de Napoleón, acaba de soltar una nueva perla al decir: “nuestro estilo es imposible de mejorar”. Hombre, ganar quizás ganen, pero, salvo en contadas ocasiones, mucho estilo no ha demostrado este Real Madrid. Es una pena que un club de fútbol con tanta historia y tan admirado en todo el mundo tenga que soportar los malos modos de este caprichoso ególatra. En el fútbol también hay deportistas de clase como Federer.